Pues nada, aquí estamos otra vez.
Como es habitual en nosotros andábamos dudando qué hacer estas vacaciones.
Personalmente me apetecía mucho pasar una semana en Jaca con las motos
pequeñas, pero en plan relax. Tenía alrededor de una semana de vacaciones así
que nos fuimos con las txikis, Rafa con la Fantic Caballero 500 y yo con
la Honda CRF300L para allí con la idea de mezclar rutas en moto, días de
piscina, de relax, de comer de tranquis, etc…así que nada, con esa intención
salimos con las motos dirección Jaca!. Allá que vamos!!
Usurbil – Jaca
Salimos de Usurbil con algo de nubes
pero buen tiempo. Alegres, empezamos vacaciones y personalmente me vienen muy
bien. En mi trabajo el verano es cansino y agotador. Es lo que tiene la
atención al público. Además, normalmente cuando la gente está de días libres,
vacaciones y demás, yo estoy trabajando, así que el verano se suele hacer largo
si no tienes algunos días libres por ahí metidos.
Salimos por autopista hasta
Oiartzun donde cogemos la carretera que nos lleva a Lesaka. Esta carretera me
encanta hacerla en la 300, es ratonera. El tiempo va, por decir algo,
enfriando. Acabamos de pasar una ola de calor
de estas que da que pensar y el fresco por ahora se agradece. Llegamos
a Lesaka donde repostamos. Desde que le cambié el depósito a la 300 repostar
era una incertidumbre. No roscaba bien el tapón de gasolina y las pasábamos canutas
para cerrarlo, hasta tal punto que barajaba la idea de volver al depósito de
serie – a pesar de tener sólo 8 litros, mientras que el nuevo tiene 13 -, con
eso lo digo todo. Pero un día, en una gasolinera, zas, logré cerrarlo a la
primera. Pensé que era suerte, pero, o el depósito ya se dejaba hacer, o qué sé
yo. El caso es que ahora lo abro y lo cierro de forma normal. Menos mal. Lo
dicho, repostamos y salimos hasta llegar a Etxalar. En Etxalar cogemos una
carretera rota y estrecha, que es perfecta para la 300, que me encanta. Siempre
que voy por ahí con esta moto voy como una macarra, ya sabéis, acelerones,
frenadas, botando y sonriendo. Me encanta! Al terminar este tramo decidimos ir
por el Puerto de Izpegi. Todo esto es ruta conocidísma pero es increíblemente
chula. Vistas, carretera, lo tiene todo. Al llegar arriba hay un sitio curioso
donde parar a comer, tomar algo, descansar, o lo que quieras. Paran ciclistas, mendizales,
moteros, todo tipo de personajes. Dejamos las motos y entramos. Nos cogemos una
mesa dentro, y mientras comemos hablamos de esto y de lo otro. Una vez que
terminamos me acerco a la barra a pedir cafés y noto que alguien se pone a mi
lado, cámara en mano, de éstas tipo de acción y se pone a grabar dentro. “Jo”,
pienso, “ya estamos con la típica persona que se la sopla la intimidad de la
gente”. Estamos en un mundo que todo Dios anda grabando y la verdad no hace
gracia salir en los videos/fotos de la gente. Miro de reojo y zas. Resulta que
es Miquel Silvestre. Ay la leche. Le saludo y él para de grabar, me saluda, y acto seguido le llamo a Rafa, que sé que es
un tío que le cae bien. Hablamos un rato con él. Nos dice que si le queremos
sacar fotos que luego en la calle sin problemas. Nosotros no le hemos dicho nada de fotos, pero me llama la atención que lo mencione él. Supongo que está
acostumbrado (o hasta el gorro?, no lo sé), de que vaya donde vaya la peña le
pida fotos. Me deja pensativa. Al terminar de comer salimos y él está al lado
de su moto. Nos miramos y nos dice “venga esas fotos”. Y hale, nos sacamos unas
fotos con él y charlamos un rato. Parece un tío cercano y majo. Se agradece.
Nada más terminar se acerca una persona y le pide foto. Ostia. Me llama la
atención todo esto. Ahora entiendo por qué sin que digamos nada él se ha
ofrecido al tema de la foto. Es un youtuber (entre otras cosas), vive de esto,
pero no sé…da que pensar. Nos despedimos y salimos.
Seguimos hasta St. Jean-Pied de
Port y justo en la muga, nos metemos por detrás de la gasolinera para hacer una
carretera que me encanta. Es estrecha, solo entra un coche y justo.
Perfectamente asfaltada, y subes subes subes subes, es tremenda! Vaya vistas!
Aquí, mejor no venir con mal tiempo. Paras, respiras, miras el paisaje. Siempre
me deja sin palabras. Te encuentras varios cruces. Suelo salir por la fábrica
de armas de Orbaitzeta pero esta vez vamos hacia los Chalets de Irati. Vaya
rutón!, qué pasada. Es que no sé cómo poner lo que supone para mí esta ruta.
Respiras. Tenéis que hacerla. Llegamos a Larraine, donde, como es habitual en
nosotros, nos liamos, jaja, hasta encontrar el camino. Hacemos el Col
Errosmendi, Puerto de Larrau hasta llegar a Isaba. Lo dicho. Id.
De Isaba, en vez de ir directos a
Jaca, seguimos por Ansó, Hecho y de ahí a Jaca. Es la puntilla para una ruta
perfecta.
De la ruta de hoy no quito un km.
Curvas, paisajes, carreteras rotas, perfectas, estrechas, anchas. Ovejas,
caballos, vacas, terneros, hasta cuatro cerdos en mitad de la carretera, de
barro hasta las orejas, que querían venir a saludar! Para repetir sin duda.
Como nos hemos liado con este
pedazo rutón, al llegar a Jaca, dejamos todo y pedimos que nos manden comida a
casa. Qué hambre hay… venga, a dormir.
Os dejo la ruta de wikiloc
Jaca –Jaca
Salimos de Jaca dirección Castiello
de Jaca. Más adelante está el cruce que nos lleva por Borau, Aisa y Jasa. A
pesar de que he pasado por aquí cerca mil veces para ir a esquiar, esta
carretera no la conozco. Está rota, perfecta para la 300 y la disfruto mucho.
Pasas por Hecho y Ansó. Queremos hacer el Pierre de St. Martín, que me encanta,
así que atravesamos el Valle de Zuriza hasta llegar a él. Como he dicho en más
de una ocasión, es uno de mis puertos preferidos del Pirineo. No tiene desperdicio.
Ni la carretera ni sus vistas. Desde que hemos salido de Jaca hasta este punto
ha sido un disfrute continuo. Menuda zona!
Decidimos ir por el Col de
Soudet, pasamos por el Pic Lagorre hasta llegar a Lanne-en-Baretous donde
paramos a comer. En esta zona de Francia tienes que tener cuidado con el tema
de las comidas. Son diferentes a nosotros. Tienen sus horarios y sus comidas,
por llamarlo de una forma suave, raras. No es como en España, que paras y comes
bien casi en cualquier sitio. No-no. Vamos comentando de comer algo suave, por
todo esto que comento. Si comes pizza no sueles fallar, pero como empieces con
ensaladas y demás historias, generalmente vas a comer mal y caro. Encima vamos
tarde, muy tarde para ellos, así que a ver si vemos algo abierto. Si no es el
caso, siempre queda una gasolinera (aunque muchas son automáticas y no tienen
un mísero baño, por no hablar de un sitio donde comprar algo). Encima está el
tema de mi garganta, que desde Galicia y la espina, mejor si no como cosas
duras, como bocatas y demás. Al llegar a Lanne-en-Baretous, delante de una
piscina Rafa ve como una especie de bar donde parece que se puede picar algo.
Ni me lo creo. Paramos, asomamos le cabezón y efectivamente, hay bocadillos,
sándwich y demás. Perfecto! Además, nos atienden dos mujeres majísimas, así que
todo genial. Ah!, como comentario, allí a los bocatas les llaman sándwich, así
que ojo, que si pides sándwich te ponen bocata!, jeje. Nada, comemos muy bien y
seguimos ruta.
Queremos ir por Arette pero vamos
hacia Aramits, donde nos han dicho que hay gasolinera. Llegamos, y como no
podía ser de otra forma, es automática. Al llegar vemos a un chico español
intentando repostar, y digo intentando porque está claro que tiene problemas. Va
en una Tracer 9. Roja. Bonita. Me fijo en él y va perfecto. Ni una mancha en la
moto, ni en el traje, ni un mosquito, nada, todo limpio, ropa, casco, botas,
impoluto. Me miro a mi misma y no voy a decir que parezco una indigente, pero,
jaja… no sé. ¿Cómo mantiene así la peña su ropa? Ni idea. Hay un señor ahí
diciéndole algo que no logramos entender pero lo que está claro es que tiene
algún problema. Mientras Rafa se pone en el otro surtidor (a mí no me hace
falta repostar con mi super-depósito, jaja), me acerco y le pregunto si
necesita ayuda. Está agobiado. Se lo noto. Estresado o básicamente jodido. Me
dice que no sabe qué pasa, que no puede repostar, que no tiene gasolina en la
moto, pero que el surtidor no terminar de sacar gasolina. Le digo que tiene que
meter la tarjeta antes, a lo que me dice que parece que no acepta su tarjeta
etc. Le digo que esté tranquilo, como si me tengo que ir a otra gasolinera a
traerle gasolina, que tirado no le vamos a dejar. Lo agradece pero el rictus de
su cara me dice que no está nada tranquilo. Me acerco a Rafa y veo que reposta
sin problema y paga sin problema. Genial. Se lo comento al chico, mueve su moto
y se pone en el surtidor de Rafa. Intenta meter la tarjeta, pero le dice que
nanai. Dice que no tiene otra tarjeta. Le vuelvo a decir que no se preocupe,
que Rafa ha podido pagar, que si eso le pagamos la gasolina y que ya nos dará.
Se relaja algo. Total que prueba aquí, prueba allá, le digo el tema de la
tarjeta otra vez, que tal que cual, y al final logra repostar. Ya parece que se
le ha ido el agobio algo, pero le sigo notando estresado. No sé. Igual es así,
igual es su carácter. Nos da las gracias, hablamos un rato, que si es de
Sabadell, un poco más de blablablá y al final, deseándonos buen viaje, nos
despedimos y salimos. Seguimos ruta y un poco más adelante nos adelanta con su
flamante e impoluta moto, nos pita a modo de saludo, pi-pi, y brum, pasa con
agilidad. Le sigo con la mirada, y la imagen que transmite encima de la moto es
de un nómada de estos de la tele. Seguridad absoluta. Juas. La imagen del tú a
tú ha sido muy diferente. Cómo cambiamos con el casco puesto y según qué moto
llevemos, eh? Seguro que nos pasa a todos.
Ahora sí, vamos por Arette y
llegamos al Col de Labays. Nos metemos y hacemos esas carreterillas de la zona,
pasando por el Col d’Ichère. Qué bonito es esta zona. Bucólica. Vueltas,
curvas, subes, bajas, muy chulo todo. Salimos de esa vueltilla que hacemos al
mapa y llegamos a la Nacional con idea de ir ya para casa, a Jaca. Según vamos
“bajando” pasamos por una especie de fuerte. Rafa me comenta que es el Fort Du
Portalet. Está arriba, y según nos acercamos veo una carreterilla que sube. Más
bien una pista. “A fumar agua” pienso, vamos con las 300, es pista, “subimos
Rafa?, será legal?”. Ni idea, es estrecho, y hay gente que va a pie, pero no
vemos nada que nos diga que no podemos pasar, así que alehop, para arriba. Como
digo es pista con curvas de herradura. Poco a poco subimos y llegamos hasta la
puerta. Nos bajamos de la moto y nos acercamos. Es un sitio de pago, qué pena.
Le preguntamos si podemos sacar fotos ahí, en una especie de terraza que tienen
y me dice que ok, que sin problema. Pasamos, fotos, y salimos. Al salir nos
comenta que si volvemos que no podemos subir ahí con las motos. Le comento que
no hemos visto señal ni nada que nos lo impida a lo que comenta que casualidad
habían estado los bomberos para no sé qué y que no habían dejado puesto qué sé
yo qué, que impide que suban vehículos. Todo muy amable. Le damos las gracias y
hale, para abajo.
Salimos dirección Jaca pasando
por el Puerto de Somport. Qué chulo es. Cuántas veces habremos pasado por aquí,
Rafa?, bufs, la tira, eh?, jeje.
Llegamos a Jaca, ducha y hale, a
dar una vuelta por el pueblo, que por cierto, está a reventar de gente.
Os dejo la ruta de wikiloc
Jaca – Jaca
Salimos con la idea de buscar
pueblos abandonados. A Rafa le gusta ese rollo. Además, yendo con las motos
pequeñas te puedes meter casi por cualquier sitio, así que allá que vamos, de
expedición, jeje.
Vamos por la zona de Garcipollera
en busca de esos pueblos. Llegamos a Castiello de Jaca, donde giramos a la
derecha. Según te vas adentrando en la carretera te vas alejando de la gente.
Genial. El caso es que llegamos a un sitio donde sale una pista. Tira para
arriba. No hemos salido con la idea de “hacer monte”, pero pica la curiosidad,
no?. A dónde llevará esta pista? Hablamos un rato y decidimos seguirla. Tira
para arriba así que poco a poco vamos subiendo. Nos encontramos alguna langa
pero están abiertas. No vemos nada que ponga prohibido lo que sea, algo tan de
moda en este país, así que seguimos. A veces la pista pica un poquito más para
arriba, o hay más piedra o menos piedra, pero nosotros seguimos. Parece
inevitable ver algo que sube y no subir, no?, jaja. Llegamos a un cruce y no
sabemos bien por dónde tirar. Estamos en el Collado de la Contienda. Por un
parte vemos una señal de prohibido, así que nos quedan tres opciones, o volver
por donde hemos venido, o izquierda/derecha. Dudamos. Somos un poco caguetis,
jeje. Al final tiramos para la derecha y
seguimos subiendo. Hay una subidita un poco pronunciada con algo de picante
pero nada que no se pueda hacer. Brum Brum. Rafa lo hace primero, porque la
cagueta mayor del Reino, o sea, yo, tiene dudas. Me indica que puedo subir.
Aceleras, aprietas piernas y hale. Llegamos arriba, a una recta donde hay unas
vistas tremendas. Me dice Rafa que cree que es la zona de Albarún. Paramos, hacemos
fotos, respiramos, nos reímos y disfrutamos de esa soledad en un sitio
espectacular. El caso es que la pista
sube para arriba, se ve algo jodidilla, y arriba una antena. “Subimos?”, me
pregunta Rafa. Le digo que a no ser que el camino siga más allá, tengo
suficiente por hoy. El sitio es muy muy bonito. Me siento bien. Él sube, está
un rato y baja. Al bajar me dice que solo es la subida a la antena y que se ve
lo mismo, así que nada. Nos quedamos un rato más por ahí y al final bajamos por
donde hemos subido.
Según salimos a carretera noto
que me destenso. Como digo soy caguetis, pero esta aventurilla me ha gustado
mucho. Quiero repetir, es como una droga. De repente quiero ir al fin del mundo
con la 300, jaja. Me encanta mi moto.
Enfilamos para casa pasando por Borau,
Aísa, Esposa y volvemos a Jaca. Este globito que hacemos es muy chulo.
Carretera bacheada, de esas que me gustan con la 300. Nos divertimos,
sonreímos. ¿Qué más se puede pedir? Seguimos ruta y hacemos la carretera de
Anzánigo. Antes, antaño como dicen algunos, esta carretera era bacheada y antes
de conocerla yo debía de ser un auténtico patatal. Ahora, al pasar nosotros, me
sorprendo. Está lisa. La han arreglado. Tsé. Para la gente de la zona es
perfecto, claro. Para mí, ha perdido algo su encanto, aunque la carretera en sí
sigue siendo espectacular. Ahora puedes ir más deprisa. Qué cosas eh? Comemos
en el camping de Anzánigo, que, para quien no lo conozca, es un camping motero.
Hasta su fallecimiento, en pandemia, lo regentaba Emilio (siempre en nuestro recuerdo),
y ahora lo lleva su hijo. El sitio ha cambiado y como siempre me gusta decir lo
positivo tengo que decir que la cocina ha mejorado mucho. Comemos. Nos gusta lo
que comemos, está bueno, aunque tengo que decir que salgo excesivamente llena.
Rafa deja la mitad de su bocata porque se ha comido un montón de mis patatas,
que por cierto, están buenísimas y aunque sea capaz de ver el futuro, es decir,
esta noche, y saber que si sigo comiendo casi seguro que no voy a cenar, ya que
noto que la comida se me está haciendo algo pesada, sigo comiendo. Está bueno,
pero es comida pesada para mi estómago. No me gusta petarme a comer cuando
estoy con la moto, pero qué difícil es cerrar el pico cuando lo que comes está
bueno!, jeje.
Salimos y vamos por
Javierrelatre, donde la carretera vuelve a estar como la conocí, bacheada. Me
divierto. Acelero, freno, disfruto, y la moto se porta muy bien. Salimos a la
Nacional y hacemos el Serrablo. Lo he hecho unas cuantas veces, pero con la 300
no, y menuda diferencia de ir con motos de carretera a ir con una trail. Me encanta.
Seguimos y pasamos por Boltaña, Aínsa y tiramos para el Cañón de Añisclo. A
pesar de conocer está zona bastante bien sólo es la segunda vez que hago el
Cañón. La primera fue con la gordita y sí, el sitio es espectacular. Pero esta
vez voy con la 300, es decir, con una moto mucho más acorde para el tipo de
carretera que es. El sitio sigue siendo espectacular y si encima le sumo la
conducción relajada de la 300, todo es perfecto. Los astros se alinean y voy
con la boca abierta disfrutando de cada metro que hago. Esta zona la tengo que
repetir, qué pasada de sitio!
Salimos por Nerín y Fanlo y vamos
hasta Sarvisé. Todo me gusta, menudo día de ruta que estamos disfrutando.
Increíble. Cogemos la carretera nacional a Broto. A la salida de Broto nos
topamos con un atasco monumental para entrar al pueblo, es decir en sentido
contrario al nuestro. Son kms de atasco. No me hace falta pensar mucho para
saber que a partir del cruce de Ordesa el tráfico mejorará, y efectivamente,
así es. Da que pensar, todo el turismo que hay, y todos haciendo lo mismo. No
sé. A veces me asquea pensar en estas cosas, en lo que se ha convertido el mal
llamado “primer mundo”. Cuando pasamos el cruce de Ordesa y dejo de ver esos
kms de atasco sacudo la cabeza para quitarme estos pensamientos negativos.
Nosotros procuramos huir de las aglomeraciones, no nos gustan. Nada.
Dejo de pensar y vuelvo a la
moto, vuelvo al ahora. Brum brum. Seguimos circulando. Todo esto es conocido
pero como suelo decir, no por ello deja de sorprender. Me encanta la provincia
de Huesca. Sobre todo el norte. A veces hasta valoro el irme a vivir a Jaca
pero esos inviernos que suele hacer por la zona siempre hacen que recule, a
pesar de que de vez en cuando vaya a esquiar, porque es muy diferente ir a
pasar unos días que vivir en un sitio frío, día tras día, donde tienes que ir a
trabajar, igual la carretera está nevada o no para de llover, de hacer viento,
ese viento de invierno que te corta hasta la respiración. Voy pensando en todo
esto mientras circulamos con las motos, en un sitio espectacular, con unas
buenas motos, una sonrisa perpetua bajo el casco y la mejor de las compañías.
Me siento bien.
Os dejo la ruta de wikiloc
Jaca – Usurbil
Vuelta a casa, qué remedio. Nos
levantamos y entre limpiar algo la casa, hacer equipajes y la pereza que suele
dar que se terminen las vacaciones salimos un poco más tarde de lo habitual.
Cogemos las motos dispuestos a disfrutar de otro día de moto. Vamos por San
Juan de la Peña y antes de llegar a Anzánigo Rafa me comenta que por ahí hay un
pueblo abandonado. Buscamos la pista y zas, ahí está. “Nos metemos?”, me
pregunta. Como siempre, va con nuestro carácter, dudamos. Vamos cargados con
todo el equipaje del viaje y no conocemos la pista, pero bah, venga, vamos. Nos
metemos y vamos descubriendo una pista asequible y bonita. Hacemos unos kms,
pero decidimos dar la vuelta ya que vamos algo ajustados de tiempo y no sabemos
cuánto nos va a costar hacerla. Hacemos de vuelta el camino recorrido, tomando
nota mental de que la siguiente vez que vengamos, que lo haremos, la
terminaremos e iremos a ese pueblo abandonado. Retomamos la carretera que va a
Anzánigo y Ayerbe. Cómo me gustan estas carreteras. Cómo me gusta cómo huele
esta zona. Huele a felicidad.
De Ayerbe hacemos la Ruta de los
Castillos, es decir, por Uncastillo hasta Sangüesa. Es una carretera bacheada.
De las que me gustan con la 300. Por mi parte, la he hecho unas cuantas veces. Hace
unos años la hacía varias veces al año, me gustaba, hasta que me cansé del
calor que hace por ahí en verano. Entonces dejé de hacerla. Pero esta vez,
entre que Rafa no la conoce y que las temperaturas son las adecuadas, vamos por
ahí y lo disfrutamos. Rafa está encantado. No conocía el sitio y se sorprende.
Le gusta. Me gusta.
Paramos en el “Hostal La Torre” a
comer. Típico sitio de tooooda la vida. Lo conozco desde pequeña. Ahí paraban
los autobuses cuando íbamos a esquiar. Recuerdo nítidamente el ambiente de
esquí de entonces. Todos con los trajes puestos, comiendo un bocata y yendo o
volviendo de esquiar. Las colas en el baño de mujeres, interminables. Como digo
era pequeña pero lo recuerdo como si fuese ayer.
Salimos por Sangüesa y vamos por
Aibar y el alto de Lerga. Qué chulada! No conocíamos. En el Puerto Montejulio
nos metemos por Olleta. Esto hay que repetir. ¿Cómo no conocíamos esta
carretera? Lo apunto en la infinidad de notas mentales sobre carreteras a
repetir que llevo en la cabeza. Llegamos a la Nacional y vamos por Tafalla,
Artajona, Mendigorría y Puente la Reina. Buscamos la carretera que lleva a Artazu.
Voy primera. Miro mi mapa (prefiero usar mapas antes que gps, a pesar de
perderme con cierta asiduidad) y tiro por donde creo que es. Rafa tiene sus
dudas, pero no espabilamos. Hay una constante en los viajes. Si yo digo que es
por tal carretera, suele ser por la opuesta. No siempre es así, pero sí ocurre
con cierta preocupante cadencia. Mi sentido de la orientación es nulo. Casi
comparado de manera opuesta con la seguridad que desprendo en ciertas
ocasiones. “Es por aquí”, y ya está, y como estoy tan segura (y Rafa tiene sus
dudas) nos hacemos la apuesta de siempre: un helado de heladería. Rafa dice que
es para otro lado y yo que no. Así que seguimos y me empiezan a asaltar las
dudas, lo que en un breve espacio de tiempo (ya que parece no llegar el cruce
que según la especialista en navegación, o sea, yo, había calculado) se traduce
en un pensamiento de “mierda, he vuelto a perder otro helado”. Así que paramos
y efectivamente, he perdido la apuesta. Genial. Deshacemos los pocos kms y
retomamos el camino dirección a Artazu, de ahí a Guirguillano, Muzqui, Irujo,
Vidaurre, Gemble, Urdanoz, Aizpuru, Goñi, Arteta, Atondo y por fin Irurzun. El
motivo del que esté poniendo todos los pueblos es simple: me ha parecido una
carretera espectacular, así que dejo aquí escrita la ruta para volver en otra
ocasión. Chulísima!
Desde aquí, yendo por Azpiroz
volvemos a casa.
Os dejo la ruta de wikiloc
Bueno, y hasta aquí este viaje que ha sido especial por varios motivos. Me encanta la provincia de Huesca, me encanta ir en la 300 pensando en rutas para ella, es decir, son muy diferentes las carreteras que busco para viajar en la 1000 que para viajar con una moto como la CRF 300, donde busco más carreterutxas y donde si veo una pista me meto sin problemas (sin querer entrar en terrenos técnicos, claro, cosas asequibles a mi nivel de conducción y a mis ganas de complicarme el tema, jeje). El hecho de haber compartido días de moto con días de piscina o paseo + comidotas pues encantada, porque a veces busco motomotomoto y otras, como esta vez, moto + relax. Encantada.
Por otro lado, deciros que el pequeño Tao, mi compañero de piso, falleció el 3 de febrero de este año (2025). Se me hace raro extraño y desagradable no venir con prisa para ir a buscarle. Siempre que volvía de viaje iba con la ilusión de ir a por él. Esta vez no ha sido así, y una se siente como "huérfana", o sola, o un sentimiento que no sé bien cómo explicar, pero sí diré que siempre lo llevo dentro, siempre va conmigo, vaya donde vaya, esté con quien esté. Su pérdida supera todo lo pensado y el haber compartido vida con él me hace sentir una persona con suerte, pero con su marcha deja un hueco, un hueco hondo, un hueco que siempre va a estar vacío. Siempre le voy a echar de menos. Su cara, su mirada, su forma de ser, porque me caía muy bien. Era (en mi recuerdo, es) muy buen perro, con personalidad propia. Una personalidad especial, que me gustaba, que me gusta. Por todo ello le echo de menos. Mucho.
Conclusión:
Han sido 8 días de vacaciones, de
los cuales 4 días de moto y los otro 4 de piscina, malcomer, helados,
horchatas, mierdas varias, bares, música, paseos y relajación. Han sido unos
días que he disfrutado, he desconectado y me lo he pasado muy bien. Me han
encantado ya que hemos hecho de todo. Y me encanta la 300. Cada día más. Me
encanta llevarla de viaje. Me ha cambiado mi forma de ver las cosas. Hay que
repetir J





















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