Buenas!, aquí estamos otra vez,
pensando y hablando de motos, jeje. Esta vez toca pasar unos días de vacaciones
por Cantabria. Vamos con las motos txikis, la Fantic Caballero 500 y la Honda
CRF300L. Es la última semana de agosto, que todo está petado, así que tomamos
la determinación de hacer base en Laredo durante unos días y hacer unos kms por
ahí, visitando la zona, que nos encanta, así que allí que vamos!
Salgo de Usurbil un poco
inquieta. Como Rafa está en Bilbao hemos quedado en principio por la zona de
Gorliz, para ir a una cervercera a comer y de ahí ir ruteando hasta Laredo.
Monto el equipaje en la moto pero no lo veo bien, es el segundo viaje con la
pequeña (el primero fue el de la BlackBee a finales de mayo) y sigo de pruebas
con las Kriega. No las termino de atar bien, no como me gustaría, pero aún así
salgo, porque el tiempo vuela y porque no hay peligro de que se suelten ni
nada, pero realmente quiero ponerlas de otra manera. Ya lo miraré con más
detenimiento en Gorliz. Las últimas rutas (y el último viaje) que he hecho han
sido con la CB1000R así que voy pensando que vaya hierro de moto la CRF, jaja,
es normal, la comparo con la 1000 y no es una comparación muy agradable. Soy
consciente de eso, así que sonrío bajo el casco, take it easy, y dejo correr
los kms volviéndome a acostumbrar a la 300.
La ruta a Gorliz es la que hago de
forma habitual. La zona de Gipuzkoa, es decir, por Zarautz, Aizarnazabal, Zestoa,
Azpeitia Azkotia y Elgoibar, sinceramente, la he hecho tantas veces que ya la
hago casi sin mirar. No nos equivoquemos, es una zona chula, pero la tengo muy
muy muy vista, así que una vez que llego a Elgoibar, es como si saliese de mi -
como dicen ahora y me da un poco asquete - zona de confort. Puag, jeje. De
Elgoibar hasta Gorliz es una carretera realmente espectacular. Tanto a nivel de
paisajes, como de asfalto, así que me dedico a disfrutar. Voy por Markina,
Gernika , Mungia..me encanta. Curva, paisaje, curva, lasai lasai, tranquila
tranquila. A la altura de Morga sale Rafa a mi encuentro. Nos cruzamos con las
motos en plena carretera. Ey!, Weee!, jeje, me paro en un sitio aceptable, él
da la vuelta y nos encontramos. Saludos y abrazos de rigor, hola hola,
sonrisas, complicidad, haces el tonto, pero sobre todo sonríes mucho, porque ya
estamos juntos de nuevo. Hablamos (anda que Rafa y yo no hablamos, sobre todo
yo, blablablá, pero todo son tonterías, jaja), miramos motos, equipajes, más
blablablá y salimos dirección Gorliz. A veces me pasa con Rafa que arranco a
hablar y no callo. No sé por qué. Como vamos con el intercomunicador a veces me
lo imagino, al pobre, con cara de hastío, soltando sus “ahams” y pensando que
vaya chapa le estoy metiendo, disipándose en sus propios pensamientos,
divagando, jaja. Pobre.
Llegamos a la cervecera de Gorliz
donde ya hemos estado unas cuantas veces, sabemos que se come bien a gusto y
esta vez tampoco falla. El personal es muy amable y hace que todo sea muy
fácil. Se agradece. Terminamos de comer y salimos hacia Bilbao, vamos por
Muskiz bordeando la autovía y de ahí a Sopuerta. Desde aquí hasta Laredo no
tiene desperdicio. Hacemos el Puerto de las Muñecas, Santullán, Sámano, Puerto
de la Granja donde paramos a hacer unas fotos y más blablablá, porque te
sientas en algún lado, la temperatura, el paisaje, Rafa, todo invita a parar,
hablar, bromear, ver pasar el tiempo, sin prisas. Respiras. Me encantan estos
momentos. Arrancamos las motos y seguimos, La magdalena, por esta zona le sale
a Rafa una ardilla a las ruedas de la moto que en el último momento cambia,
gracias a Dios, de dirección y se salva. Ampuero, Limpias, Seña y terminamos en
Laredo. No tiene desperdicio esta ruta. Realmente no tiene desperdicio desde el
km cero. Está muy chula.
Ya estamos en Laredo. Hemos estado tropecientas veces, pero es un sitio, donde nos alojamos nosotros, muy tranquilo. Dejas las motos, ducha y a hacer algo de compra ya que va a ser nuestra base durante unos días. Qué bien. La verdad que sí.
https://es.wikiloc.com/rutas-motociclismo/usurbil-gorliz-laredo-182655867
Día 2
Tenemos buen tiempo para salir
con las motos así que esto empieza bien. Brum brum! Tengo muchas ganas. Desayunamos,
nos vestimos de romanos con las típicas dudas de que si me pongo esto o lo
otro, y salimos de Laredo hasta Voto. Con sólo este recorrido ya me he dado de
que como casque el sol me he equivocado de vestimenta y voy a pasar calor. Y me
da que voy a pasar caloret, así que nada, suspiro dentro del casco y sigo
adelante dispuesta a disfrutar, que las ganas no me las quita nadie, jeje. Vamos
por el Puerto de Fuente las Varas hasta el pueblo de Riva, la verdad que da
gusto rodar por estas carreteras. Antes de llegar a Riva pasamos por un pueblo
que se llama Matienzo. Al llegar veo como un edificio abandonado. Hay una pista
de basket y un edificio delante sin puertas ni ventanas. Le comento a Rafa por
el intercomunicador que quiero mirar eso y me meto. Es un colegio abandonado. Paramos
las motos y entramos. Da impresión porque están las típicas pintadas y la
vegetación ha entrado dentro. ¿Cuánto tiempo lleva esto cerrado?. Es una
escuela. Aquí se impartía conocimiento y ahora es un recuerdo de lo que fue.
Qué mundo más extraño, no?. Cuando se fue terminando el trabajo en los pueblos
la gente fue yendo a la ciudad para ganarse la vida, y ahora la gente quiere
volver al pueblo. Y de mientras pasa esto. No hay niños, no hay escuela. Da
cosa estar aquí dentro, es bonito y dramático a la vez. Miramos, hablamos,
sacamos fotos y comentamos el tema. Pasado un rato, salimos, nos montamos en
las motos y seguimos ruta, en mi caso con esa sensación extraña por lo que
acabamos de ver.
El tráfico una vez te desvías para la zona de puertos es escaso, aunque eso sí, hay ciclistas, así que hay que ir con cuidado. Seguimos dirección Arredondo y una vez allí bajamos por el puerto del Asón. Hace mil que no estoy por estas carreteras. Hace años solía venir más a menudo, que no significa que viniese mucho, sino más bien que ya no vengo. Me pilla algo a desmano. Así que aprovecho estos primeros kms para recordar y me doy cuenta que se hace relativamente fácil recordar carreteras y paisajes, pero sobre todo carreteras. Quizás una alcantarilla mal puesta (justo en la rodada) o ese paisaje que nada más verlo dices, ostia, y te acuerdas de la última vez que pasaste, en qué moto y hasta con qué ánimo. Curioso. Una vez pasado Asón de seguido hacemos el Portillo de la Sia. Vaya festín de buenas carreteras y paisajes. El calor empieza apretar pero por ahora voy a gusto. Justo arriba del Portillo paramos un rato para ver por dónde tirar. Rafa me comenta que hay dos opciones pero la que más me tira es esa del “Picón blanco”, que recuerda a la Vuelta Ciclista a España y también porque me dice mientras señala un desvío que “es esa carretera”. Miro y veo una carretera estrecha que sube para arriba con buen asfalto. A mi no me hace falta más. Cómo atrae eso, eh?, con la moto me refiero, ves algo que sube con buen asfalto y ni te lo piensas, venga, vamos, jeje. Así que lo dicho, cogemos el desvío al Picón Blanco, que es la frontera entre Burgos y Cantabria. Según voy subiendo pienso en los ciclistas. Tela eh?. Bufs, tiene que ser duro hacerlo, eso sí, tiene unas vistas tremendas. Arriba están las instalaciones militares del Picón Blanco, aunque mejor dicho, estaban, ya que las han tirado este año. Los cascotes dan muestras de que antaño ahí debía de haber movimiento. Las vistas como digo, son tremendas. Merece la pena subir, respirar, disfrutar. Paras, miras, hablas un rato, genial.
Decidimos bajar a Espinosa ya que se va
acercando la hora de comer. No sabemos bien dónde, aunque lo que queda claro es
que el propio Espinosa no va a ser. Nada más entrar nos damos cuenta de que hay
mercadillo y entre el calor, la gente y el barullo, decidimos seguir y buscar
en otro sitio. Echamos gasolina y vamos hasta Las machorras donde paramos a
comer en el único sitio que parece que hay. Aparcamos las motos enfrente, en
una especie de parking, y vemos una plaquita. Al leerla Rafa se sorprende. “¿Qué
pasa?”. Al parecer la placa (y una estatua con su cara) hace honor a un monitor
de esquí que dio clases en la estación de esquí de La Lunada por al año 74,
cuando casi ni había telesillas, sino más bien, unas cuerdas que te agarrabas y
te subían para arriba. Y allí estaba Rafa de pequeño dando sus primeros pasos,
o mejor dicho, sus primeros giros, y lo sorprendente del tema es que se
acordaba del monitor al que hacía mención la placa. Un tal Moisés. Un pionero.
Por lo que se ve muy querido en la zona. Hay gente que marca, eh?, buena gente
desde luego. Qué sorpresa!.
Dejamos las motos bajo unos árboles, cruzamos la carretera y al entrar al sitio nos damos cuenta de que está lleno. Fuera hay unas mesas pero menos sombrillas, lo que significa que hay mesas que no tienen sombra por lo que nadie se sienta ahí. El calor aprieta. Parece que hay gente esperando, pero nadie osa sentarse el sol. Y nosotros, vestidos de moteros, menos. Entramos y según Rafa le empieza a decir para comer hace intención de negar con la cabeza, como indicando que no ponen más menús, pero según oye la palabra “bocatas” en vez de “menús” parece que duda pero dice que ok, que bocatas que ok. Genial!, con algo de suerte hasta tenemos mesa para comerlos así que perfecto. Dos bocatas de jamón y una mesa apartada de donde está la gente. Ahí nos colocan y Rafa y yo felices como perdices. Tenemos hasta un ventilador cerca que con el calor que hace viene muy muy bien. Comemos tranquilamente y con buen ánimo. Está siendo un día muy chulo de ruta incluso con este calor pegajoso. Arg. Como he pensado al salir del garaje, sí, me he equivocado de vestimenta. Pensaba que iba a hacer unos grados menos, pero bueno, qué le vamos a hacer. Terminamos de comer, nos ponemos las cazadoras de moto (da pereza vestirse con la cazadora cuando hace calor, eh?, apufss..) y salimos sabiendo que aún nos queda mucha ruta por hacer y muy chula. Pasamos por el Puerto de las Estacas de Trueba y antes de llegar a Vega de Pas nos desviamos en Yera con intención de llegar al túnel de la Engaña. Para mi es toda una sorpresa. Rafa no me había comentado nada de esta parte así que voy con mucha ilusión. Es una pista muy chula. Mejor abstenerse las motos de carretera. No es que sea complicado pero yo no entraría con la CB1000R. Entro algo inquieta, ya que la última vez que hice pista se me cayó la moto al suelo, pero a medida que van pasando los kms me siento mejor y con más confianza. Qué bien va la CRF300L por pista. Es un gustazo. Por lo que comenta Rafa su Fantic en ese tipo de pista no es que sea la alegría de la huerta, pero él ahí va, un campeón. Vamos pasando por varios túneles hasta llegar a una especie de fábrica donde paramos a comentar la jugada. Que si seguimos, que si no. Mientras decidimos veo que se acercan dos chicos con perros y les preguntamos a ver qué es esa “´fabrica” que hay ahí. Se intuye un edificio relativamente grande y abandonado entre los árboles. Nos comentan que eran los barracones de los “trabajadores”, es decir, de los presos republicanos (pongo la palabra “trabajadores” entrecomillada porque entiendo que de trabajadores tendrían poco y más de trabajos forzadas o vete tú a saber). Al final decidimos volver por el camino andado ya que actualmente eso no tiene salida (hace muchos años unía las poblaciones de Yera con Pedrosa de Valdeporres pero en la actualidad está tapiado). Salimos de nuevo a Yera y llegamos a Vega de Pas, que es un pueblo muy chulo donde se come muy bien. Recuerdo hace años estar ahí con Rafa y un amigo suyo. Parece otra vida. Quizás lo fue. Cómo cambia todo. Cogemos el desvío y tiramos por el Puerto de la Bragía hasta Selaya, para coger el Alto del Caracol. Qué chulo es todo esto. Qué ganas tenía de volver al pasado. Antes de llegar a San Roque de Riomiera giramos a la derecha para ir al Portillo de Lunada. Justo antes de empezar a subir vemos un bar y paramos a tomar algo. Necesitamos un respiro. Vaya día de curvas y puertos!.
Nos metemos en un bar que también tiene
restaurante. Fuera hay dos perros descansando. Uno es tipo mastín y el otro
tipo pastor belga. Está claro que son del sitio. Están tranquilos pero
pendientes de todo. El mastín de vez en cuando se levanta y ladra de esa forma
grave y pausada que tienen, guuuuau guuuuuau, como diciendo a ese ruido que ha
oído “eh, estoy aquí, vigilante”. El otro es más nervioso. Olisquea cosas y se sienta.
Pero lo que está claro es que son los amos y señores de la zona. Me encanta.
Nos sentamos en unas mesas que hay fuera. Se está muy a gusto. El sitio está
limpio y en la tele, de fondo, se oye la Vuelta Ciclista a España. Al entrar a
pedir veo a dos ciclistas viendo La Vuelta y con mi habitual audacia entiendo
que las dos bicis que hay fuera son de ellos. Está claro que son cicloviajeros,
ya que las bicis van con algo de equipaje. Una es una MTB de doble suspensión
de hace algunos años y la otra una eléctrica de gravel. Me gusta lo que gira en
torno al tema bicis así que en cuanto veo el momento adecuado entablo
conversación con ellos. Dos hombres (uno de algo menos de mi edad y el otro se
veía 20añero) bien majos. El joven no habla mucho pero con el otro charlo un
ratillo. Me gustan esas conversaciones en torno a viajes. A dónde van, de dónde
son, etc.. Me despido de ellos deseándoles suerte. Terminamos las consumiciones
y salimos. Al empezar a subir adelantamos a los ciclistas y toco la bocina
suave suave a modo de saludo. Me gustan estas cosas. Es trato humano, pero del
agradable, del que te hace sonreir. Empezamos a subir el Puerto de Lunada y sé
que me voy a divertir. Está bacheado, algo perfecto para la CRF, le encantan
este tipo de carreteras. Recuerdo hace unos cuantos años, cuando veníamos por
esta zona que Rafa me decía que Lunada era muy chulo pero que la carretera
dejaba bastante que desear, y como íbamos con motos de carretera y toda esta
zona es muy chula simplemente tiráramos por otro lado. Pero esta vez no. Esta
vez subimos y yo encantada de la vida. La carretera, como digo, está bastante
bacheada (sin socavones) y con la CRF300L me lo paso genial. Según veo ese
asfalto pienso que ésta es la mía y subo el Puerto a base de darle gas, acelerar,
frenar, y pasar todos esos baches como si nada. Me encanta mi moto!, qué bien
va por ese tipo de carreteras! Disfruto mucho, por todo. La moto, la carretera,
el tiempo, las vistas, la compañía. Tremendo. De hecho paro casi al llegar
arriba y miro, y respiro, y sonrío, y vivo. Me encanta. Genial. Pasamos de
nuevo por Machorras y el Portillo de la Sia. Da igual repetir. Están geniales. Bajamos
por el Valle de Soba. Toda esta zona es muy chula. Nos desviamos para
Cistierna, pasamos por Lanestosa y de ahí por la Nacional vuelta a Laredo.
Llegamos cansados porque ha sido
una ruta intensa, de esa intensidad que atrapa, de la que al llegar tienes una
sonrisa en la cara. La verdad que ha sido muuuy chula. Puertos, puertos y más
puertos. Paisajes. Tremenda. Para repetir. Dejamos las motos y a la ducha, que
hay ganas de un helado.
Día 3
Bajamos el Puerto disfrutando de las vistas hasta llegar a Líerganes. De ahí vamos hasta San Roque del Riomiera. Es una carretera que según voy rodando me sorprende. Mirando el mapa en casa no esperaba mucho de este tramo pero me ha gustado bastante. Está como tapado por árboles. Vamos rodando poco a poco, sin prisa. En San Roque el Rio Miera giramos a la derecha y hacemos El Caracol. Perfecto. De ahí vamos a Selaya y subimos el Puerto de la Braguía hasta Vega de Pas. Qué chulo todo, no?. Poco tráfico, buen tiempo, así sí. Aquí cogemos una carretera que en el mapa no está pintada de verde, ya sabéis, como indicando que es una carretera que tiene algún tipo de interés, pero como vemos dos puertos ahí que vamos. Siempre igual eh?, carretera para arriba y hay que subir, jaja, me encanta!. Nos desviamos a San Pedro del Romeral y subimos al Puerto de la Matanela para crestear hasta el Puerto de la Magdalena. Pasas por una especie de bosque muy chulo y vas cresteando en altura toda la carretera. Al final del todo, para colofón, tienes una curva de izquierdas en la cima del Puerto de La Magdalena donde ves todo el Embalse del Ebro. Unas vistas que te obligan a parar. Tremendo. Qué pasada. En toda esta zona la temperatura baja, ya que te pasas un buen rato por una carretera llana pero en altura. Un Puerto está muy cerca del otro, como digo en altura, así que pasas de uno al otro con unas vistas y una carretera muy bonita. Le temperatura por esta zona baja. Rafa tiene algo de fresco, que va de verano, yo con esta bajada de temperatura voy perfecta con mi cazadora habitual. Ya sé que me repito pero son unas vistas tremendas. El Puerto de la Magdalena marca la muga entre Cantabría y Burgos. Paramos, respiramos, sacamos unas fotos y bajamos a Soncillo donde nos comemos un bocata.
Vamos a ese bar/restaurante en concreto porque Rafa lo conoce de otras veces que ha ido, y menos mal porque se está pasando la hora de comer y está genial ir a sitio conocido. Paramos fuera y dejamos las motos encima de la acera al lado de una moto de carretera. Me paro a verla y veo marca Ducati. La moto está chula pero algo impersonal. Tipo las motos que hacen ahora que parecen sacadas del mismo molde y modificadas algo en cada marca para diferenciarlas unas de otras. Rafa me comenta que es una Ducati Monster. Uti. La Monster?, no me fastidies. La moto como digo está chula, pero es que como si le hubiesen quitado ese aura de moto especial que tenía. Cachis. Al ir a entrar al bar, en la terraza, sentado en una mesa veo al motero que monta esa moto. Sé que es él porque todo lo que veo tiene la palabra Ducati puesta. Botas, guantes, cazadora, etc. Al pasar delante de él, le miro para saludar, pero él tiene la mirada hundida en el móvil y no la levanta. Supongo que esa pantalla le está mostrando una información muy importante. Espero que buena. Al entrar el bar me da buen rollo. Está limpio, hay poca gente y es amplío. Nos dan la carta de bocatas y al fijarme en los precios tengo la sensación de estar en San Sebastián por las elevadas cifras para unos bocatas. No sé. Se lo comento a Rafa y me dice que antes no era tan caro, que hace nada tenía precios normales. Aquí todo el mundo se sube al carro de “voy a hacerme rico” en un pí-pá. Mientras pedimos los bocatas entablamos conversación con el camarero. Un hombre menudo, no muy alto, amable y sonriente al que le gustan las motos. Nos comenta que ha visto nuestras motos y que le gustan mucho. Pregunta sobre la Fantic y luego sobre la CRF. Habla de la altura de las motos, de que está pensando en comprarse la CRF, que si cambiaría las ruedas, esto, lo otro lo de más allá, hasta darme cuenta de que lo que le, quizás, ayudaría a disipar alguna duda es que se monte en mi moto. Le digo que se monte sin problemas, así ve el tema de la altura. En serio?, puedo?. Claro, claro. A la de poco vuelve y comenta que ha llegado muy bien al suelo, que esperaba llegar peor, blablablá, a lo que le contesto que mi moto está algo rebajada, y más blablablá. En definitiva una charla agradable. Siempre es interesante hablar de motos. Terminamos el bocata, miramos mapa, nos despedimos y hale, a seguir que hay ganas de más kms.
De Soncillo volvemos a la
Nacional 623 donde cogemos el desvío a Orbaneja del Castillo. Sitio de parada
obligatoria. Si no lo conoces al llegar sabrás por qué. Es una carretera muy
chula. Haces una especie de globito en el mapa. Vas de Orbaneja hasta Ruerrero
y ahí giras a la derecha hasta el Puerto de Carrales. Brum brum. Chulísimo.
Pasas por una especie de Cañón que previamente lo hemos visto desde arriba. Qué bonito es todo esto.
En el Puerto de Carrales decidimos seguir por Torres de Abajo y hacemos el
Valle de Manzanedo, por Hoz de Arreba. Merece la pena. De Incinillas a
Villarcayo hasta Puentedey. Otro sitio de parada obligatoria. Tiene un puente
de piedra muy bonito, así que nada, llegamos, miramos, olfateamos y sacamos
unas fotos. Justo al lado hay una familia asiática sacando fotos del sitio. Me
acerco móvil en mano para ver si nos pueden sacar una. Según me voy acercando
voy pensando que igual no entienden castellano pero estoy equivocada. Digo esto
porque su castellano es casi perfecto (algo de acento de fuera, pero poco). Igual
la familia lleva aquí tropecientos años y saben más de la zona que yo. La época
de dar por hecho que alguien es de fuera sólo por su aspecto, color de piel,
raza, ya ha pasado. Vivimos en un mundo globalizado en el que la gente es de
donde le da la gana, cosa que a mi me parece perfecto. Por cierto, eran muy
amables. De esta gente que saca varias fotos por si acaso y te piden verlas por
si han salido mal para repetir. Gracias!. Nos quedamos un rato más charlando y
se acerca otro hombre ya que la Fantic le ha llamado la atención. La verdad que
es una moto muy chula, ya sabéis que a mi me encanta. Es muy llamativa y es
algo habitual que se acerquen a preguntar por ella. Y claro, conversación en
torno a motos, lo de siempre, blablablá, blebleble, muy bien la verdad. Muy
amena. Salimos de Puentedey pasamos por Pedrosa de Valdeporres que es el pueblo
donde vas a parar si hubiésemos cruzado el túnel de la Engaña, el de ayer,
recordáis?, el del desvío de Yera. Al parecer el túnel se derrumbó en su día, y
aún se podía pasar pero luego tuvo otro derrumbe y ya se ha cerrado. De hecho
Rafa, con su amigo Alfonso, hace muchos años lo cruzaron con las motos.
Seguimos a Espinosa de los Monteros. Pasas por un pueblo que se llama “Para”,
curioso, no?, jeje. Para, jeje, qué tontería. Seguimos carretera para subir por
el Alto de los Tornos y aquí la cosa de repente cambia. El ambiente se vuelve
frío y la niebla nos traga. Glup. Para adentro. La temperatura baja y notas
cómo la humedad, la bruma, te va mojando la pantalla del casco, la cazadora,
todo. Sigues un buen rato con la niebla encima. Unas veces ves muy poco y otras
un poco más, pero tampoco mucho. Poco a poco vas bajando y el mundo vuelve a
brillar. Eso es el tema de la moto. Notas cada cambio de temperatura, de
asfalto, de todo. Lo sientes todo. Con todo lo que eso conlleva. Vamos bajando
poco a poco y una vez llegamos abajo vamos hasta Ramales y de ahí a casa.
Otro día muy chulo de ruta por
Cantabria!, así que hale, a ducharse y a dar una vuelta por ahí.
https://es.wikiloc.com/rutas-motociclismo/cantabria-norte-de-burgos-183140672
Día 4
Hoy es día de vuelta a casa. Ohhhh, pero que no se diga que es un día de tránsito. No no, hacemos ruta, como tiene que ser. Nos despertamos, desayunamos, organizamos todo y hale, a lo que nos gusta, andar en moto!
El caso es que hoy sábado volvemos a casa (en vez de el domingo) porque han dado alerta naranja a partir de esta tarde y el domingo entero, así que salimos de Laredo mirando un poco el cielo por la Nacional hasta Lanestosa. De ahí giramos y hacemos el Alto de Ubal. Menuda sorpresa, no conocía y voy muy a gusto. Temperatura, moto, carretera, Rafa, todo acompaña, brum brum. Bajamos a Carranza donde echamos gasolina y hablamos un rato. Sobre todo de consumos, jeje, que la de Rafa traga y la mía..mm..digamos que menos, juas. Subimos La Escrita, la verdad que toda esta zona es muy chula. Arriba nos encontramos con un puesto de algo. Vemos a gente con chaleco amarillo, debajo de una carpa muy bien montada, con algo de picar y esperando. A qué?, no lo sabemos. Esperamos encontrarnos con alguna carrera de algo pero no, nada. No sé. Quizás están monte adentro. Agradecemos no encontrarnos con atascos ni nada, porque mientras pasan los kms voy pensando que vamos a tener que estar esperando sabe Dios cuánto a que pase esa supuesta carrera. Ya sabes, muchas veces le das vueltas a algo que crees que va a pasar y no pasa nada. Es el ser humano, que tenemos habilidad de ir al pasado y al futuro con una facilidad pasmosa. Mientras pasan los kms me viene a la memoria la última vez que tuve que esperar, en ese caso, por una prueba ciclista. Ha sido este mismo año con la Itzulia. Me pilló de lleno. Vas circulando, ves coches parados, sabes que está la Itzulia por ahí y ya ésta, no pasa nada. Paras la moto y esperas a verlos pasar, porque ya que estás y como me encanta el ciclismo pues mira tú qué suerte he tenido que los voy a ver pasar. Pero no pasan. Pasa el tiempo y nada. A los polis les ves hablando entre sí, pero nada, ahí no se mueve nada ni nadie. Decido acercarme a preguntar y me indican que ha habido una caída en el pelotón, una caída seria (se vieron involucrados muchos ciclistas, entre ellos Vingegaard, que luego tuvo su repercusión en el Tour). El caso es que le pregunté al zipi (ertzaina) a ver por dónde poder salir de ahí. Más o menos me dijo por dónde podía ir pero no me aseguraba que el tema no estuviese igual de parado. Le di las gracias y salí dispuesta a probar suerte. Al llegar donde me dijo, zas, otra vez cortado. Como voy con la CRF300L miro monte arriba y pienso que por algún lado podré sortear esa carretera. Y sí, efectivamente, la sorteé (y menos mal porque la gente estuvo parada no sé ni cuánto tiempo) pero por un sendero que me indicó uno de un pueblo, que según sus palabras (“no es complicado, voy por ahí con el 4x4”) no era nada y casi se me sale el corazón en un paso en concreto. Que no era mucho, eh?, pero entre que no conoces, ves una bajada de “no me jodas, por Dios”, donde ya no puedes tirar para atrás, estrecho, con la vegetación en la cara (por aquí pasa el 4x4?), surcos y demás, y madremia, total que al final pasé ese tramo y ni tan mal, pero leñe, joe con el “no es nada”, jaja. Me gustan estos pensamientos que me vienen a la cabeza cuando voy en moto. Me disipo muy a gusto.
Seguimos rodando y bajamos al valle de Villaverde, pasamos por Traslaviña y vamos hasta Zalla. Me comenta Rafa a ver por dónde quiero seguir. Es su zona y la conoce al dedillo. Decide llevarme por el camino viejo en vez de atravesar la zona de Bilbao de tirón así que tiramos por la carretera vieja. Hacemos Güeñes, Sodupe hasta Alonsotegi donde en lugar de coger la autovía nos metemos por el Barrio Pertxeta. Es un barrio de casas humildes, como apartado el resto. Es como entrar de repente en otro mundo. Me gusta. Voy mirando todo y me resulta curioso, agradable. Después de Pertxeta nos encontramos con una serie de fábricas abandonadas que te hacen pensar que estás en una película apocalíptica por el estado de las fábricas y porque no ves a nadie. Pero el ambiente es tranquilo, sosegado. Es otra parte del mundo. Parece que aquí no pasa el tiempo. No hay nadie (o no la ves) pero sí, la gente vive aquí y la verdad no me parece mala zona. Seguro que no tiene buena comunicación con el resto, pero como sitio tranquilo aparenta ser chulo. En Burceña cogemos la autovía para atravesar la Ría hasta llegar a Mungia. De aquí, como digo yo, es camino conocido. Es una carretera muy muy chula. Vas circulando con poco tráfico, buenas vistas, y atravesando una serie de pueblos bonitos. Vamos hasta Fruiz, Mújica, Zugastieta y el Balcón de Bizkaia, que de vez en cuando paramos (esta vez así lo hacemos), aunque ya lo tenemos bastante visto, pero merece la pena. Sacamos unas fotos y a la hora de salir Rafa se engancha un poco con la alforja pero nada, me dice que no es nada y tiramos. Hacemos Munitibar y Ziortza donde paramos a comer un algo. Al parar Rafa mira su alforja y me dice que la ha rozado al salir, cachis, para darse cuenta al momento de que se le ha perdido un enganche (al día siguiente de vuelta a su casa pasó por ahí por si acaso lo veía y nada). Una pena. Nos quitamos el casco y entramos al bar/restaurante que vemos a mano. Hemos pasado por aquí mil veces y nunca hemos parado. Se nos ha pasado la hora de comer, así que decidimos tomar un pintxo de tortilla. Al salir le veo a Rafa hablando con la familia que tiene al lado. Al parecer le han preguntado si es de Guadalajara ya que lleva puesto el niki de la Blackbee, que ellos eran de la zona de la Alcarria. Qué casualidad, no?, jeje. Tomamos la tortilla, bebemos agua, que hace calor, descansamos un rato y salimos. Mientras nos colocamos los cascos, se nos acerca un hombre con un perro a preguntar por las motos, en este caso por la moto de Rafa. Llama la atención y la gente tiene curiosidad. Nos cuenta que él tiene una Harley, que está encantado, que blablablá. La conversación al final se centra en que no hace falta tener una moto de gran cilindrada para viajar, cosa con la que no podemos estar más de acuerdo, ya que nosotros tenemos motos grandes y de vez en cuando sacamos a las peques para hacer este tipo de rutas. Nos encanta, es una maravilla. Cambia todo el viaje, todo. Si haces el mismo viaje con una grande y una pequeña son dos viajes diferentes. Todo cambia.
Bueno, nos despedimos del amigo motero y salimos, mirando un poco
el cielo ya que han dado alerta naranja y parece que el ambiente se empieza a
enrarecer. Vamos por Markina, Etxebarria, Elgoibar. Qué carretera, no me canso
de hacerla. Vemos que el tiempo aguanta así que alargamos un poco el tema y subimos
por Lastur. Esta zona es una carretera estrecha, de un carril, donde se circula
a poca velocidad y disfrutas del paisaje. Me encanta hacerla con la 300. Bajamos
a la Nacional y una vez que llegamos al alto de Itziar volvemos a la carretera
estrecha que comento, porque nos encanta, para salir en Cestona. Una vez aquí,
por Aizarnazabal para casa. Según estamos entrando por la puerta del garaje
empiezan a caer goterones y para cuando entramos en casa hace un tiempo de
perros. Viento, lluvia, todo oscuro. Qué suerte!. Ya en casa ducha y a
descansar.
Conclusiones:
Han sido 6 días en Laredo de los que por
diferentes causas hemos hecho 4 en moto (los que he relatado en esta crónica motera). Los otros dos han sido días de
descanso donde aprovechas a comer helados (nos encantan) y mariscada. Que no se
diga. Ja. El viaje ha estado chulo. Personalmente me ha servido para
desconectar y descansar, que falta me hacía. Cantabria es un sitio para visitar
las veces que haga falta, ya que tiene muchos sitios muy bonitos, carreteras
muy chulas y paisajes que merecen la pena ser vistos. Da igual que vengas en
moto, bici, a la playa o al interior, es un sitio, por lo menos en verano que es cuando solemos ir (aunque supongo que el resto del año también), muy agradable.
Ahora ya sabéis, a pensar en el
siguiente viaje! Que siempre hay ganas de kms!
No hay comentarios:
Publicar un comentario