miércoles, 17 de noviembre de 2021

El viaje del tiempo

 

Noviembre 2021

Llevábamos desde febrero del 2020 sin salir de vacaciones moteras por culpa de la pandemia, así que ya os podéis imaginar las ganas que había de dar vueltas, de aquí para allá, incluso dando igual por dónde pasaras. Sólo rodar. Además, estaba el aliciente de que hay nueva moto en la familia. Rafa se compró hace un año una Triumph Street Twin 900 y era el primer viaje de su moto. Por mi parte, como desde hace siete años, visto la CB1000R. Como no podía ser de otra forma, estaba ilusionada con todos estos ingredientes y con muchas ganas de hacer kms.

Teníamos por delante 10 días de vacaciones y la idea era, básicamente, andar en moto. ¿Por dónde?. Tenía varias ideas en la cabeza. Bajar a Granada haciendo ruta y quedarnos ahí unos días, o ir a Galicia, pasando por Asturias, Portugal, llegar a Galicia, comer, comer y comer, y volver, o hacer como casi todos los años, la Transpirenaica, que nos encanta y siempre encuentras algo nuevo. Pero no, claro, a pesar de que el mes de octubre había sido un mes con días de calor y agradable, en cuanto empecé las vacaciones, el 31 de octubre, el tiempo se torció. Frío, lluvia, lluvia, y más lluvia. Genial, no esperaba otra cosa. Ja!. Así que nuestro viaje ha sido en función del tiempo, tanto meteorológicamente hablando como el tiempo de reloj, el tic tac, ¿por qué?, porque la noche anterior a nuestra partida fue el cambio horario, es decir, para las 18:30 estaba oscuro, así que por una vez en nuestra vida a ver si éramos capaces de parar la moto a las 18:00 horas, más que nada porque conducir por carreteras reviradas, oscuras y desconocidas como que no íbamos a disfrutar (o ver paisajes) mucho. La parte buena es que por primera vez íbamos a llegar a los sitios antes y así poder verlos con más tiempo, así que de la mano de esto, decidimos dormir en ciudades o pueblos grandes para poder visitarlos. Pero como digo, lo que realmente ha mandado en este viaje, es el tiempo, me refiero al sol, la lluvia y el frío. Él decidía el destino y la duración del viaje. Estábamos en sus manos, y ¿dónde, casi siempre, hace buen tiempo?. En el  Mediterráneo. Así que allá que fuimos, día a día, sin saber por dónde tiraríamos, y con el parte meteorológico siempre delante. Toda una aventura. Allá vamos.


Usurbil – Zaragoza – 294 kms

Salimos de Usurbil sabiendo que en algún momento (o quizás en todo momento) nos va a llover. Decidimos ir por la carretera nacional hasta Alsasua. Extrañamente hace calor. El día está nubladete pero hace calor. Así que buena noticia: por ahora no nos vamos a congelar. Una vez llegamos a Alsasua subimos a la Sierra de Urbasa. Nunca falla, es espectacular y más con el día que tenemos. Perfecto. Seguimos ruta y como se acerca la hora de comer paramos en Valtierra. Nos metemos en el único bar del pueblo que parece que dan bocadillos. Nada más parar se pone a llover. Qué suerte!. Dejamos las motos bajo unos soportales y entramos. La primera impresión nos da al ojo. Todo el mundo sin mascarilla. Ahí, living la vida loca. Nos miramos, miramos fuera (llueve a gusto), así que sin decir ni mú preguntamos si dan bocadillos. Como es festivo (domingo), no dan, pero sí platos combinados. Ok. Nos sentamos y pedimos los dos lo mismo: pollo asado con patatas y ensalada. Arg. Deja bastante que desear pero cumple su función. Pagamos y al salir, oh, esto sí es llover. Nos sentamos en la terraza (tapada, claro), sacamos el mapa y decidimos ir directos a Zaragoza. Así que nos ponemos el traje de agua, aguantas la respiración y hale, a hacer kms. La verdad es que llueve, pero se lleva, así que poco a poco llegamos a Zaragoza donde encontramos un hotel asequible donde nos adjudican una habitación algo pequeña. Nos duchamos y salimos a dar una vuelta. Personalmente tengo que decir que a mí Zaragoza  me ha gustado. De hecho la Plaza del Pilar me ha impresionado. Ya no llueve, la temperatura es agradable y la compañía inmejorable. Encontramos un bar donde ponen música muy chula, y más tarde una pizzería (de nombre Giuletta, por si alguien quiere ir) donde comemos la segunda mejor pizza del mundo (la pizza que comí en los Alpes – o camino hacía ellos – aún no ha sido superada). Encima son majos, atienden muy bien y baratos, así que genial. Volvemos al hotel dando un paseo y a la cama que mañana toca una buena ruta J

Hotel 3 estrellas + parking + desayuno + agua: 85,31 euros








En un bar de Zaragoza donde nos tomamos algo nos encontramos con esta moto de exposición. Una Ossa. Muy chula :)

 






 Zaragoza – Valencia – 452 kms

Salimos de Zaragoza por la Nacional hasta justo antes de Alcañiz. Hasta aquí la carretera no tiene nada. El tiempo es agradable así que vamos mirando el paisaje y charlando de cualquier cosa por el intercomunicador. A partir de este cruce empieza lo bueno. Cogemos dirección Calanda, seguimos hasta Mas de Matas y bajamos por la A226 pasando por Los Alagones y Mirambel hasta Cantavieja. Esta carretera me encanta. La repetiría (de hecho de vez en cuando la hacemos) las veces que haga falta. Muy chula. En Cantavieja nos comemos un bocata bien puesto y seguimos ruta por el Puerto de Mosqueruela y el Puerto de Linares hasta llegar a Rubielos de Mora. Carretera ya conocida pero que la disfrutas como la primera vez. Es tremenda. De Rubielos a Zucaina y de ahí a Montanejos. La anécdota en este trozo es que casi nos quedamos sin gasolina. Nunca (y espero que no más) hemos limado tanto. Tenemos diferente capacidad de depósitos pero como el consumo es diferente (sí Rafa, tu moto consume menos :P), siempre repostamos a la vez. Así que los dos íbamos al límite limitorum (nos confiamos con las gasolineras, y entre que es el Maestrazgo y era festivo, casi se lía). A tal punto que en un pueblo paramos a preguntar dónde había una gasolinera porque no nos quedaba para muchos kms. El chico que me atendió me dijo que “él creía que”…”tsé” – le dije – “no me digas que crees que, porque esto es una urgencia y no vamos a llegar muy lejos. Asegúrame por favor, si puedes, lo que dices”. Así que el chico se calla, piensa, me mira y dice “tienes una gasolinera que está abierta seguro como a 32 kms, y tienes otra que quizás esté abierta o no (es festivo) a 17 kms”. Le doy las gracias, lo comento con Rafa y nos la jugamos ya que a la de 32 casi seguro que no llegamos. Para ponerle más emoción a la cosa, la moto de Rafa le va diciendo cuántos kms de depósito le van quedando, a tal punto que en un momento dado la moto le informa de que ya no tiene gasolina – cero kilometos – y aun así hacemos unos 20 kms de regalo (doy gracias de que no tenga el automatismo de pararle la moto. Su anterior moto – la KTM – si el sensor le indicaba que no tenía gasolina se la paraba – paf - ). Vamos a Montanejos, a 17 kms. Llegamos, no sé cómo, pero llegamos. Según nos acercamos vemos que está cerrada. Dios, no. Nononono. Ay ay ay. Cuando llegamos vemos que un coche para y reposta. Hala!, es automática!. Muas muas!, gracias gracias gracias. En el cartel pone que la gasolinera se llama Carla. Así que Carla, guapa, eh, muchas gracias, te queremos, y de hecho te recordamos varias veces a lo largo del viaje, jeje. Después de repostar, respirar, bromear y sonreír, vamos a Segorbe pasando por Claudiel. Aquí por obras nos desvían por una carretera que resulta que es muy chula, que es la que baja por Gátova y Marines hasta Bétera, y de ahí a Valencia. Decir que de Bétera a Valencia seguro que es más cómodo ir por la autovía que por la comarcal, que es como fuimos nosotros que es recta rotonda, recta rotonda.

La entrada a Valencia es un infierno. Entre el GPS, que va cómo y cuándo quiere, y que todo el mundo vuelve a casa por el día de fiesta (1 de noviembre), tremendo. Nos equivocamos, retomamos, equivocamos, en fin, al final llegamos al hotel. Como el tiempo ha corrido cual rayo en la búsqueda del hotel llegamos algo tarde, así que decidimos quedarnos un día más en Valencia ya que nos  (me) apetece conocer la city, y además, tengo un amigo que llevo como ¿18 años? (¿tantos?), sin verle y tengo ganas. Nos duchamos y a cenar. De casualidad encontramos un sitio muy chulo donde nos ponen bastante bien de cenar. Con el estómago lleno, nos vamos a dormir en una cama enorme (King), donde, a pesar de que te estires, no tocas a la otra persona! Madremia!, pero hay camas tan grandes?, por lo que se ve sí..




Valencia – Valencia (Cero kms)

Decidimos pasar el día en Valencia. El hotel está ubicado al lado de la Ciudad de las Artes y Ciencias, que por cierto, es una zona realmente tremenda. Todo el complejo es realmente espectacular, y justo al lado está el final del viejo cauce del río Turia, que lo han convertido en una increíble zona para pasear, con carril de bici, gente haciendo deporte, vamos, en definitiva a mí me ha encantado toda la zona. Un placer.

Paseamos por el Umbracle, disfrutamos de sus especies vegetales, de sus arcos y compramos entradas para el Museo de las Ciencias. La verdad que es espectacular. Estamos dentro hora y media y salimos, no porque hayamos visto todo, nono, para verlo todo necesitas más tiempo, sino porque sólo vamos a estar un día y queremos ver más de Valencia. Tomo nota mental para volver en otro momento para terminar de ver todo el complejo. Me ha encantado.

Paseamos por el antiguo cauce, disfrutando del Paseo y de mientras me pongo en contacto con Morde, mi amigo, y quedamos para tomar una paella. Buen plan. Aprovechamos y pasamos por una tienda de ropa de moto para mirar algunas cosillas y alguna librería. Todo me gusta en Valencia!. Hay una red de carriles bici muy amplia y mucha gente con patinetes y bicis, me encanta! Al mediodía nos vemos con Morde, madremia, hacía cuánto tiempo que no nos veíamos. Según nos acercamos pienso en si nos reconoceremos. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez, pero es verle y preguntarme por qué he dejado pasar tanto tiempo sin verle!. Nos reunimos y mientras nos comemos una paella, le presento a Rafa y nos ponemos al día de todo. La verdad que hemos estado muy a gusto. A ver si no dejamos pasar tanto tiempo para volvernos a ver!

Nos despedimos. Rafa y yo seguimos pateando por Valencia y como no podía ser de otra forma pasamos por otra tienda de ropa de moto y  vamos tomando refrigerios por el camino. Al final, cansados ya de tanto andar, cogemos un autobús que nos lleva de vuelta al hotel. Ducha, descansamos y salimos a cenar al mismo sitio que el día anterior y otra vez nos vuelven a atender genial. Qué gusto. Volvemos al hotel y a dormir!

Hotel de 4 estrellas + parking (dos días): 177,50 euros









Valencia – Altea (Alicante) – 192 kms

Decidimos seguir bajando con la moto ya que el tiempo y las ganas acompañan. Al salir pasamos por la Albufera, que no conocíamos. Zona curiosa. Bajamos a Alzira pasando por Sueca y llegamos a Oliva. Me encanta el Mediterráneo. Quién sabe. Quizás tarde o temprano termine viviendo por ahí. Vamos hasta Pego y festín de curvas hasta Tárbena, que es donde nos comemos un bocata. Anécdota: pasamos al bar-restaurante, nos dicen dónde sentarnos, y qué queremos. El trato es amable y cordial. Un sitio agradable. Cuando Rafa va a lavarse las manos, viene la mujer, pone un platito con tomate, cebolla y aceitunas y me dice “algo para picar”. Joe, qué detalle. Viene Rafa, ve el plato y le cuento que me ha dicho que es “algo para picar”. Hale, qué detalle, me comenta. Nos sacan los bocatas, café y demás, y al darnos la nota nos cobran 2,50 por el plato de “algo para picar”. Bufs, pero qué cutres no?, o sea, yo no te he pedido nada, me sacas lo que te sale del chuchu, me dices que es “algo para picar” y me lo cobras?, ay ay ay, qué difícil es ganarse un cliente y qué fácil perderlo. Pagamos (para qué discutir) y seguimos hasta las inmediaciones de Guadalest, donde está el Museo de Motos Históricas. Recomiendo visitar. Nos ha encantado. Entras y parece un sitio pequeño, pero realmente tienen un montón de motos, en perfectas condiciones, todo bien explicado y bien puesto. Un sitio muy chulo.


Salimos y vamos a Altea donde decidimos quedarnos a dormir. Vemos un hostal con buena pinta y ahí que vamos. Está perfectamente ubicado, es limpio y grande (de hecho está en mejores condiciones que el hotel de tres estrellas de Zaragoza. Tremendo no?). Nos duchamos y salimos a tomar algo y a cenar. Entramos en un bar curioso donde entablamos conversación con la mujer que está detrás de la barra. Resulta que es de California, así que no me queda otra que preguntarle qué hace tan lejos de casa y ella, risueña, nos cuenta su historia: conoció al que a día de hoy es su marido, un español, cocinero de profesión,  hará como 20 años en Paris. Están una temporada juntos y congenian muy bien, tan bien que a la hora de volverse a su país les da mucha pena. Ella, en aquella época, vivía en California con sus padres, y a la de pocos días de volver de París, ding-dong, la puerta. ¿Quién era?, el español que había conocido en Paris. Glups (la tía se parte según nos cuenta la historia y la sensación que tuvo de “tierra trágame” cuando el tío toca la puerta de casa de sus padres). El tío se queda a dormir una temporada en casa de sus padres y ella, y como congenian, montan un negocio no recuerdo dónde y luego pin-pan-pun (de aquí para allá), terminan montando un bar-restaurante en Altea, felices como dos perdices. Bonita historia, sí señor. De ahí salimos a cenar y nos metemos en una pizzería recomendada por el del hostal. Tenía una pinta muy buena. Buen servicio y la comida muy buena pinta, pero la verdad es que no nos gustó mucho, jaja, a veces pasa, qué le vamos a hacer. Volvemos al hostal y a dormir.










Pongo una muestra de lo que se puede ver en el Museo. Si alguien quiere más fotos o lo que sea que me diga :)










Altea – Altea (285 kms)

Al día siguiente nos levantamos. Lo primero que hacemos al abrir el ojo es no parar de reír. La causa es el vecino de habitación. Entiendo que tiene un hijo pequeño, porque de repente se oye como un grito corto y agudo, MIIIC!!, y acto seguido el padre, que se ha debido de meter un susto como Dios manda que grita “Qué haces! Cooooño!”. Tremendo. No podemos parar de reír y no exagero al decir que de tanto reir hay momentos en que me quedo sin respiración y tengo que hacer un ejercicio de auto-control para pensar en otra cosa y no ahogarme!, pero es imposible, en seguida me vuelve la escena y venga a reir...tremendo despertar!, jeje.

Hace un día muy bueno así que decidimos quedarnos a dormir un día más en Altea y aprovecharlo  para hacer ruta motera por Alicante. Ya conocemos muchas carreteras pero no todas, y tener el mapa sin marcarlo todo escuece, jeje, así que allá que vamos. Brum Brum!.

Salimos de Altea por comarcal hasta Callosa d´en Sarrià, seguimos por la misma hasta Benasau y cogemos el desvío que lleva a Sella pasando por el Puerto de Tudons. Tremendo. Seguimos por Relleu y pasado Argúes giramos dirección Busot donde subimos a Xixona. La carretera en esta parte tiene curvas de herradura muy chulas y hacemos el Puerto de Carrasqueta. Qué decir, qué vistas! Qué todo!, Menuda mañana de curvas!. De aquí vamos a Alcoy donde comemos un menú por 10 euros en una zona de polígonos. Es un restaurante grande y bien puesto. Nos sirven una ensalada para picar – esta vez sin pluses, jaja - , un primer plato, un segundo plato, postres – en mi caso una cuajada que no era cuajada pero que estaba bastante buena – y café. Todo servido en un comedor grande con mucha eficacia por los camareros. Buena organización. Todo por 10 euros. Así sí J Por si alguien lo conoce, este restaurante está al lado de Xavi Racing, una tienda de motos, donde nos hacen el favor de abrirnos la puerta 30 minutos antes para vendernos grasa para las cadenas de las motos (que nos la habíamos dejado en casa, vaya moteros!). Así que ya sabéis, dos sitios que merecen la pena a las afueras de Alcoy. Como empieza a refrescar nos parapetamos algo más. Vamos hasta Muro de Alcoy y de ahí hasta Pego donde enfilamos otra vez a Callosa d´en Sarrià y de ahí a Altea.

Tremenda ruta la de hoy. Desde el km cero curvas y más curvas, puertos de escándalo, buen asfalto y buen tiempo, qué más se puede pedir?

La anécdota del día fue a la noche. Entramos a cenar a un restaurante. Hay tres hombres en una mesa. Saludas, hola, hola, y te sientas en tu mesa. Mientras hablo con Rafa la voz de uno de ellos me suena. Miro de reojo y ¿quién es?, Carlos Coloma! Tremendo!, olímpico en tres ediciones, de las cuales medalla de bronce olímpico en Río 2016 en la modalidad de Cross Country!. Con sorpresa se lo comento a Rafa. “Rafa, está Coloma ahí”. “No jodas”. “Sí, Coloma”. No quieres molestar así que haces como si nada, pero en cuanto Rafa se va a lavar las manos no puedo callarme, y por empezar una conversación con un desconocido sin parecer una tarada le pregunto a ver si es Coloma (sé que es él, pero cómo empezar sino?) y le digo que no me acerco a su mesa por no molestar (están con el segundo plato), que le he reconocido por la voz (cosa que es cierta, tengo el defecto, o como lo queráis llamar, de no fijarme mucho en el físico de la gente, no suelo mirar mucho a los ojos, más bien voy mirando al suelo). Él, educado me contesta, me hace preguntas, de dónde sois, etc.. Se unen a la conversación sus dos acompañantes. No alargo la conversación, no quiero molestar, pero internamente me alegro mucho de compartir restaurante con un deportista como él. Cuando terminan se despide, y yo vuelvo a pensar que qué suerte J

Dos noches de hostal (las motos duermen en la puerta):  91,20 euros









Altea – Castellón – 356 kms

Desayunamos, salimos de Altea cayendo dos gotas de agua y temperatura fresca. No nos ponemos el chubasquero porque ya vemos que es una nube que nos apunta directamente, jeje. Salimos por la carretera de costa y a 10 kms ya estamos en Benidorm con cielo azul y buena temperatura. Microclima made in Benidorm. La idea de hoy es terminar de hacer la provincia de Alicante (ayer nos quedó algún puerto por hacer) y tirar para arriba. Una vez pasamos Benidorm empezamos a subir puertos. Pasamos por Finestrat, Relleu y vamos a la Torres de Les Macanes. Subimos el puerto de Benifalim (muy chulo) y vamos de nuevo a Benasau. De ahí subimos por Gorga, Facheca, Beniaia (donde me lio, termino metiendo por Dios sabe dónde y tengo que apretar el culillo para salir, jeje,..), pasamos por Margarida y después por Benimarfull. Aquí cogemos la autovía casi hasta Xátiva donde comemos un bocata aceptable en un bar de polígono. Hasta aquí la ruta es tremenda. No tiene desperdicio.

Después del bocata vamos a Alzira, Montroi  y luego Cheste. Buscamos el circuito de motos donde nos sacamos unas fotillos. Inevitable. Como se nos echa el tiempo encima cogemos la Autovía y vamos hasta Castellón. Por la Autovía nos llueve durante 5 minutos. Dudamos si ponernos el traje de agua pero nah, para en seguida.

Como anécdota decir que en la gasolinera donde hemos repostado se pone una furgoneta al lado, oigo que baja una persona y se pone a mi lado. Demasiado cerca. Intuyo que me mira. Mierda, sé que va a pasar algo. Lo huelo. Miro de reojo y veo a un tío con pinta chungo, como de tirado, tez morena, barba de paso de afeitarme, en la comisura de los labios esa mierda blanquecina que no sé por qué sale pero que me da un para atrás enorme, sin atisbo de ducha,  chándal, manos en los bolsillos y toda esa parafernalia de “pinta chungo”. Y me habla. Joder. Me pregunta a ver si mi moto es una 600. Hago como que la cosa no va conmigo, pero al mirarle a Rafa, que lo tengo al lado, le veo que con la mirada me indica que me habla a mí. Suspiro, me giro y sin decirle nada le señalo la cifra de 1000. Se me queda mirando y dice “¿es una 1000?, esto por lo menos tiene que coger 280 porque yo tengo una 600 y he cogido 270”. Vaya deducción, madremia, pienso para mis adentros que por qué a mí, Señor, por qué a mí. Le miro y le digo que no sé cuánto coge la moto, que nunca se me ha ocurrido ponerla a tope, que esa velocidad que comenta es una barbaridad y que ya tengo más que suficiente con lo que me da. Me dice que él a su moto la exprime a tope. Acto seguido me mira de arriba abajo y me dice que él no tiene ropa de moto, así que le miro y le digo que eso es indispensable. Que si se cae lo menos que le va a pasar es quemarse toda la piel. Veo que asiente pensativo. Me cansan estas conversaciones, son absurdas. El blabla se extiende poco más porque no me apetece hablarle. Por mi mente cruzan imágenes del tío con su 600, en chándal y a 270. Hay gente que es…como es, eh?

Llegamos a Castellón, vamos al hotel y como siempre, ducha y a visitar la city. Hay ambientazo. No sé si Castellón tendrá mucho o poco para ver, pero ambientazo hay. Los bares llenos, la gente feliz, está claro que saben pasárselo bien. Cenamos en un libanés (de nombre Al Andalus para más referencia) donde nos tratan muy bien y la comida es muy buena. Nos encanta el sitio. De camino al hotel vemos una pastelería así que qué coño, no?, estamos de vacaciones. Nos metemos y pedimos un par de trozos de bizcocho de naranja, una infusión y una horchata. Madremia, qué bien se está de vacaciones…

Hotel 4 estrellas + desayuno (buffet): 74,32 euros

 




Castellón – Tarragona – 284 kms

Salimos de Castellón dirección La Pobla de Tornesa con un sol bien plantado, qué gustazo. De ahí pillamos la CV15 y pasamos por Valle d´Alba hasta Sant Pau. Es carretera rápida. En el desvío hacemos el Coll d´Ares, que nos encanta. Cómo nos gusta subir y bajar!, este puerto es para repetir. De ahí vamos a Morella donde repostamos. El interior de Castellón es una zona que está en altura. En verano se está bien pero ya en estas fechas te tienes que abrigar. Es algo que ya sabemos. De ahí que en vez de subir por el interior de la provincia, donde hay más curvas y puertos, vayamos a la par de la costa. Pero Morella ya es interior, y ahí hace fresco, o más bien, ya empieza a hacer frío. Lo notas. Notas cómo quiere pasar de capa a capa. Vas notando cómo se enfría la cazadora, llega hasta el térmico y quiere pasar a la primera capa. Pero ahí es donde has de parar un momento y no dejarle pasar. Coincide esta situación con el tema de repostar. Genial. Aprovechas a entrar en calor. Mientras el hombre de la gasolinera me pone gasolina, le comento en tono irónico que vaya calorcito más rico tienen. Me mira y me dice que no le diga más, que hoy se ha levantado a las 7 de la mañana, que el termómetro marcaba -1 grado y que ha tenido que sacar la rasqueta para quitar el hielo del parabrisas del coche. Tela. Le pregunto a cuántos grados estamos ahora y me dice que unos 5 gradetes. Normal que el frío haya intentado tocar mi piel. Si te despistas se te mete hasta la médula. De todas formas el frío no afecta a todo el mundo por igual. Veo en la gasolinera un tío con una Bmw GT 1200 o de ese estilo, con vaqueros (espero, supongo, quiero pensar, que de moto), botas de moto, pero de estas de ciudad, caña baja y con pinta de poca leche, empujando la moto a un lado como si fuese una bici. Joder. Mi héroe. No le afecta el frío ni el peso de la moto ni nah, De hecho se ha quitado los guantes (¿por qué alma de Dios?, por qué te los quitas con este frío?). Habla por teléfono. Y ahí estoy yo, tocando el tubo de escape de la moto de Rafa para calentarme las manos y ponerme los guantes. Qué campeón.

Arranco la moto sabiendo los grados que tenemos, cinco, algo que me ronda la cabeza y me influye. Yo no tenía frío de 5 grados, tenía fresco de 10 grados, así que no creo que haya sido bueno saber la temperatura, me sugestiona saber los grados. Pienso que aún nos queda algún puerto por subir y se me pone la carne de gallina. Calculas que si aquí hace 5 grados, ahí…y miro para arriba. Arg. Vale ya. Disfruta de la moto. Go go go. Salimos de Morella y vamos hasta Monroyo, cogemos el desvío por Valderrobles y de ahí a Gandesa. Toda esta zona es muy chula y muy rápida, y a medida que giras dirección al mar la temperatura va subiendo. Perfecto. Antes de llegar a Gandesa paramos en Horta de Sant Joan a comer un bocadillo. No sé qué pasa en este pueblo pero hay un viento de quitar el hipo. Paramos en la plaza, y veo la gente sentada en las terrazas picando. Pero qué pasa, aquí ni Dios tiene frío o qué. Yo ya no, pero es que voy con la ropa de moto puesta!. Aquí hay gente con jersei o manga corta. Por el amor de Dios, de dónde sale esta gente?, qué son, ¿vikingos?. Nos metemos al bar, amplio y agradable. Pedimos y nos tardan un poco en servir. De mientras Rafa va al servicio a lavarse las manos. Me doy cuenta de que hay un abuelo (abuelo abuelo eh?) recogiendo vasos y platos de las mesas. Entiendo que será el padre del dueño porque es muy mayor para estar haciendo ese trabajo. Hace las cosas tranquilamente, sin prisa. Se me acerca. Como Rafa se ha ido me pregunta si nos vamos ya, le digo que no, que acabamos de llegar. Se me acerca y me dice que esté tranquila, que estando él ahí no me va a pasar nada (muy paternal). Me bajo la mascarilla un segundo para que me vea la cara, para sonreírle y darle las gracias por el detalle. Según se va pienso a ver qué ha visto en Rafa. ¿Un tío chungo?, pobre Rafita, con la cara de bueno que tiene, jeje. Me río para mis adentros a la par que me siento tranquila. Pienso que si estuviese con un tarado las palabras del abuelo me hubiesen ayudado. Menos mal que aún hay gente que cuida de la gente. La espera merece la pena. Los bocadillos están muy bien. Salimos, pasamos por Gandesa y de ahí a Mora d´Ebre hasta Tarragona. Me suenan todos los nombres y me doy cuenta de que el libro que estoy leyendo se sitúa en esa zona, en la Terra Alta. No había reparado en ello. Qué coincidencia!

Llegamos a Tarragona, encontramos el hotel, y como siempre ducha y a tomar algo. Pateamos la parte vieja de la ciudad. Es chula y tiene ambiente. Decidimos cenar en un restaurante que nos tratan como Reyes. Muy profesionales (Restaurante Ares, muy recomendable). Así da gusto. Volvemos al hotel y a dormir.

 



Tarragona – Tarragona (Cero kms)

Decidimos pasar el día en Tarragona. Nos levantamos y desayunamos en el hotel donde nos sablean a punta de pistola. 3,50 euros dos fucking tostadas de Bimbo cada uno. Nota mental: mañana desayunar en el bar que está a la vuelta. Volvemos a la habitación y por teléfono contrato uno de esos free tours, que al terminar el tour le pagas (o no) lo que estimes oportuno. Así que eso hacemos, dos horas con un grupo de gente donde te hacen patear la parte vieja explicándote el por qué, el cuándo y el cómo de las cosas. Romanos, romanos, romanos. Me acuerdo de la película de La vida de Brian. La escena de “qué han hecho los romanos por nosotros” y me río para mis adentros. Peliculón. La verdad que el guía le pone ganas pero no es muy bueno, pero qué vamos a hacer, ganas le pone, así que al finalizar el tour le pagas y listo.

Bajamos a la zona del puerto donde comemos bastante bien. Mejillones, pulpo, dorada y postre. A pesar de que nos tardan en servir estamos a gusto y disfrutamos de la comida. Volvemos al hotel paseando y disfrutando de Tarragona. Al llegar el chico de recepción nos informa de que tienen un problema con agua fría. De hecho no hay agua fría. Solo agua caliente que sale hirviendo, que afecta a tres plantas del hotel pero que si no tenemos inconveniente nos cambian a la cuarta, que tiene mejores vistas. Le decimos que no hay problema y nos cambiamos de habitación. Cierto. Tiene unas vistas espectaculares. Nos duchamos y descansamos un rato.

Salimos a cenar y volvemos al mismo restaurante que ayer, que nos encantó. El dueño nos reconoce, nos da las gracias por volver y nos vuelve a tratar muy, muy bien, y lo que es mejor, la cena sigue siendo buena. Me encantan estos sitios. No fallan. Para volver.

Hotel 3 estrellas: Dos noches + parking + minibar (cerveza y agua) + 1 desay

uno: 164,63 euros




Tarragona – Huesca (449 kms)

Nos levantamos pronto porque queremos pasar por la tienda de Motocard en Solsona, que ando detrás de una cazadora que ahí la tienen con buena oferta. Estoy casi segura de que me va a quedar algo pequeña (sólo les queda una talla que me pueda ir bien), pero aún así decidimos ir para quitarme la incógnita. Como dicen por aquí “es como irse a tomarse un café a Barcelona pasando por Paris”. Es lo que tiene la moto. Te montas cualquier excusa para rodar, así que ahí que vamos. La ruta de Tarragona a Solsona es simple. Quiero decir que vas de pueblo en pueblo sin liarte. Pla-pla-pla. Tiene kms bastante chulos y disfrutas de la conducción. Llegamos a la tienda, me sacan la cazadora y efectivamente, me va algo justa. Decido no comprarla. Dudo, pero al final no la compro (realmente quiero comprarla pero sé que no es mi talla). Incógnita resuelta. Nos llama la atención la tienda porque aparentemente tienen poca ropa, pero por lo que nos comenta el dependiente, tienen mucho más en el almacén, que le pidamos lo que queramos que nos lo van trayendo. Le pido una cazadora más para probar y esperas a que te traigan. El sistema de la tienda no nos gusta. Te da hasta “cosa” pedirle cosas, porque el tío vía teléfono llama al almacén y en unos minutos te la traen. Pero si no te va la talla vuelta a empezar. No lo vemos, pero bueno, allá ellos. Decidimos no mirar más, precisamente porque no están las cosas ahí para verlas y salimos dirección Huesca. Tenemos planeada otra ruta pero como hace un tiempo espectacular y vamos bien de tiempo nos liamos (muy a gusto) un poco y alargamos la ruta. Salimos de Solsona por Casteller de la Rivera. Carretera muy chula. Unos 25 kms cogemos carretera dirección Balaguer. Justo antes de llegar a Ponts decidimos comer en un sitio que vemos muchos trailers. Ya sabes, si hay trailers se come bien. Efectivamente, me como un pollo de corral a la brasa espectacular. Sitio grande, limpio. El camarero muy majo. Genial. Terminamos de comer y salimos. Unos 4 kms antes de llegar a Balaguer cogemos dirección Tremp. Realmente espectacular. 56 kms de paisajes impresionantes con buena carretera. Puro disfrute. Poco antes de llegar a Tremp nos desviamos dirección Puerto de Montañana. Paisaje chulo pero es carreterilla, asi que te lo tomas con calma. De ahí a Benabarre y luego a Barbastro. Merece la pena. Una vez en Barbastro por Nacional a Huesca. Paralela va la autovía. Pienso que igual merece la pena hacer estos últimos kms por la Autovía por el tema de las multas y demás, pero al final tiramos por la Nacional. Está anocheciendo y según llegamos a la city tenemos una puesta de sol espectacular. El cielo junto con las nubes van cambiando de color en cuestión de minutos y éstas bailan sus formas haciéndote jugar mentalmente. Tremendo. Tienes que forzarte para mirar a la carretera porque vaya espectáculo. Una vez llegamos a Huesca, encontramos el hostal y para adentro. El tío del hostal muy majo y amable. Nos guarda las motos en un garaje sin cobrarnos un duro. Gracias.

Al llegar a la habitación ordeno las cosas y me meto en la ducha. Sorpresa. No hay agua fría. El agua sale hirviendo. Pienso si será o si existirá la maldición del agua hirviendo. Dos días seguidos! Menos mal que está mi pareja para bajar y avisar. Solventan el problema en un momento.

Salimos a cenar y vemos, una vez más como en repetidas veces en este viaje, que el tema de las mascarillas a la gente, una vez que se meten a un bar, les da igual. Nos extinguiremos solos. Tsé.

Hostal + parking + desayuno + agua: 53,50 euros

 








Huesca – Usurbil (259 kms)

La vuelta a casa la hacemos sencilla. Salimos de Huesca y vamos por Ejea de los Caballeros. De ahí a Pamplona donde comemos una vez pasamos la city. Entre Berriozar e Irurzun. Es un sitio donde habían renovado el año pasado justo al empezar la pandemia. Salimos y a casa, que tengo ganas de llegar ya que me traen al pequeño Tao, mi perro. Un inigualable compañero de piso!

 

Conclusiones del viaje:

Ha sido un viaje muy chulo y diferente. Día a día ibas mirando dónde ir por el tema del tiempo (meteorológicamente hablando), así que realmente no sabías qué ibas a hacer al día siguiente. En cuestión de carreteras, genial. Me han encantado. Puertos, curvas y sitios tremendos. El hecho de dormir en ciudades (nuestra primera vez de continúo) y parar dos horas la moto antes de lo normal (por el tema de la luz) ha hecho que las rutas sean más cortas en kilometraje, pero por contra nos ha permitido todos los días pasear y conocer. Por estos detalles, como digo, ha sido un viaje diferente, bonito y entretenido!

 

·         Total kms: 2.571 kms

 

Gastos individuales:

·         Gasolina: 201,57 euros

·         Hoteles, comida, cenas, desayunos y demás: 349,37 euros

·         Total gastos: 544,94 euros (Rafa menos porque su moto consume menos gasolina. No te fastidia, boh. Jaja)